No se limitaban a esto; pretendían que todas las acciones del hombre eran la consecuencia necesaria de un decreto por el cual Dios las había predestinado y resuelto.
Melanchthon y Strigelius, aunque discípulos de Lutero no pudieron digerir su doctrina.
Estos son, dice, poco más o menos, los mismos que los semipelagianos.
Esta misma acusación hacen todos los protestantes y Jansenio que los ha copiado.
Esta es la doctrina condenada por los ocho primeros cánones del segundo concilio de Orange celebrado el año 529.