El Sistema de Clasificación Biofarmacéutica (BCS: Biopharmaceutics Classification System) fue propuesto en el año 1995, por Gordon Amidon.
Esta clasificación tiene en cuenta la dosis de fármaco que debe administrarse para conseguir efectos terapéuticos dada su relación con la disolución en medio acuoso, la cual para ser aceptable no debe superar la concentración de saturación.
El BCS tiene importantes implicaciones en los estudios de bioequivalencia ya que permite establecer las Bioexenciones, las cuales permiten establecer la bioequivalencia a partir de ensayos de disolución in vitro, evitándose la realización de estudios comparativos de biodisponibilidad in vivo.
Esta clasificación no tiene en cuenta la capacidad metabólica de los fármacos por lo que más recientemente se ha desarrollado una nueva clasificación que considera esta propiedad.
(Biopharmaceutics Drug Disposition Classification System; BDDCS)[1] El BCS establece las siguientes 4 categorías: Ejemplo: Metoprolol Ejemplo: Glibenclamida Ejemplo: Cimetidina Ejemplo: Hidroclorotiazida La Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos(FDA) ha publicado una guía donde se establecen los siguientes criterios de solubilidad y permeabilidad para la BCS.