Aun así ambos, rey y reina madre, recibieron prontas noticias del fallecimiento y se acordó que esperaran la comitiva en Sevilla junto al resto de la Corte.
[4][5][6][7][8] Esta conspiración debió resultar inesperada para los presentes pues en ese instante ninguno de ellos se manifestó abiertamente a favor de Leonor, quizás por lo peligroso del tema, entablándose una discusión al respecto.
[4][5] Ante el revuelo formado entre los caballeros que formaban la comitiva real por la conspiración Juan Núñez de Lara, Mayordomo mayor del rey, pudo disuadir a Leonor de Guzmán y darle protección para que se uniera de nuevo al cortejo fúnebre y acudiera a Sevilla.
En Sevilla hizo presa a Leonor y la encerró en la cárcel del Palacio Real mientras tomaba una decisión sobre qué hacer con los que se había hecho fuerte en las diferentes plazas.
Tras recibir noticias de que sus hermanastros y sus fieles se habían enseñoreado de Algeciras, haciéndose fuertes en la plaza y persiguiendo a aquellos que no se adherían a su causa, quiso Pedro I enviar un emisario que contactara con el sector realista de la medina.
Los petristas aseguraron que si se les mandaban tropas a la ciudad serían ellos mismos desde el interior de la misma los que se levantaran contra los desertores.
[15] De regreso a Sevilla Lope de Cañizares se entrevistó con el rey y le relató todo lo que había acontecido en Algeciras y cómo la ciudad se encontraba tomada por los conspiradores.
En recompensa por sus servicios y lealtad el rey encomendó al propio Gutierre la tenencia de Algeciras a lo que el caballero renunció por querer permanecer cerca de la corte real.