El sitio de Bizancio fue el principal y último esfuerzo principal del Imperio Aqueménida por retener el control de Grecia.
Se libró una campaña militar dirigida por el regente espartiata Pausanias como comandante en jefe de los griegos y cuyas fuerzas ascendían a 20 trirremes peloponesios, 30 naves atenienses bajo el mando de Arístides,[1] y un contingente de los otros aliados.
Los persas fueron obligados a rendirse.
[2] La ciudad fue invadida por la Liga de Delos y después de un breve sitio, los persas perdieron completamente el control de Tracia.
Así terminaba la presencia persa en Europa, dando paso a un periodo de agresiones griegas en el extranjero por el Mar Mediterráneo.