Este chateau, situado en Bohemia, era la casa favorita del archiduque y su mujer.
Quería que sus hijos llevaran una vida poco complicada, y pretendía que su hija Sofía pudiera ser feliz junto a un marido socialmente adecuado, y esperaba que sus hijos pudieran disfrutar de una vida sin preocupaciones materiales ni excesiva exposición pública.
Más tarde en 1918, sus propiedades en Checoslovaquia, incluyendo Konopiště y Chlumec nad Cidlinou, fueron confiscadas por el gobierno checo.
Los niños estuvieron viviendo entre Viena y el Palacio de Artstetten.
Durante esta visita, habló de lo feliz que su familia había sido allí.