Con un soplete oxiacetilénico, la llama de acetileno con oxígeno puro alcanza en condiciones ideales una temperatura adiabática de 3300 °C, produciendo la tercera llama más caliente, después del cianógeno a 4525 °C y el dicianoacetileno a 4987 °C.
El hidrógeno gaseoso normalmente es diatómico (H2), pero con las temperaturas mayores a 600 °C que hay alrededor del arco, el hidrógeno se disocia hasta su forma atómica, absorbiendo simultáneamente una gran cantidad de calor del arco.
Cuando el hidrógeno golpea una superficie relativamente fría (como la zona de soldadura), se recombina en su forma diatómica y rápidamente libera el calor correspondiente a la energía de enlace.
En este proceso, el arco es mantenido enteramente independiente del trabajo o de las partes que están siendo soldadas.
El trabajo es una parte del circuito eléctrico sólo hasta el punto en que una porción del arco toma contacto con la zona de trabajo, momento en el cual existe un voltaje entre el trabajo y cada electrodo.