Hasta el momento, cuatro de estos objetos han sido descubiertos y debidamente catalogados.
El contexto arqueológico de las piezas es, por desgracia, poco claro.
Al parecer y según los datos sacados del resto de objetos, las obras doradas fueron enterradas deliberadamente.
Los datos más exactos hablan de unas fechas comprendidas entre el 1200 y el 800 a. C. Se supone que los sombreros dorados sirvieron como insignia religiosa de las deidades o sacerdotes del culto al Sol entonces muy extendido en Europa Central.
Tres de los cuatro ejemplos tienen un pedestal como ampliación en la parte inferior del cono y sus aberturas son ovaladas (no redondas), con diámetros y formas más o menos equivalentes a las de un cráneo humano.