Sonatas para violonchelo y piano n.º 1 y 2 (Beethoven)

La partitura está dedicada a Federico Guillermo II de Prusia[1]​[2]​ La tradición de la sonata para violonchelo y piano no fue un género establecido hasta que Ludwig van Beethoven escribió su primera sonata para violonchelo y piano.

El Core suele ser usado para proyectar inestabilidad, inquietud y conflicto dramático, esto lo puede lograr haciendo la dinámica Forte.

En algunas ocasiones pueden presentar recursos como el canon, imitación o fugas, con la finalidad de que sea más compleja.

La estructura formal del desarrollo y las tonalidades por donde Beethoven pasa serían la siguiente: El segundo movimiento Rondo.

La dinámica dramática, los ritmos sincopados y el uso del cromatismo demuestran claramente la voz compositiva propia de Beethoven.

Tiene una forma lineal que deja de lado la estructura ABA pues el chelo establece la melodía principal y después el piano reafirma el tema.

Reexposición: En este apartado, se vuelve a presentar el tema visto en la exposición con algunas variantes en la melodía y en la armonía.

El Rondo-Allegro en Sol mayor es el último movimiento de la sonata, muestra un carácter más alegre y vivo a lo antes expuesto, esto se debe a las figuras sincopadas, las tonalidades que se muestran y la manera en que son abordadas.