[1] Existen pocos antecedentes biográficos de sor María Jacinta, la mayoría de los cuales están disponibles en crónicas del monasterio donde vivió y las cartas de puño y letra que redactó a principios del siglo XIX.
[2] Sus padres fueron don José de Guerrico y doña María Micaela Eguses.
[2] La escritura por parte de religiosas en los conventos del período colonial y hasta el siglo XIX fue una práctica común en el continente sudamericano, no sólo debido a que permitía reforzar la fe o porque se le otorgaba una lógica sacramental, sino porque además, permitía «expresar cierta inquietud o cierta insatisfacción frente a la realidad vivida».
[4][5] En este contexto se enmarca la labor literaria llevada a cabo por las monjas en los alojamientos y conventos del continente entre los siglos XVII y XIX, quienes se caracterizaron por escribir cartas espirituales, diarios, autobiografías y epistolarios.
[1] Sus escritos se basan en una serie de cinco cartas epistolares enviadas a José Miguel de Tagle —del que no existe consenso respecto a si existía un parentesco o no— que probablemente se remontarían a la década de 1820, aunque su data no es clara.