Por último, el Dios Guerrero como último recurso utiliza un ataque suicida para derrotar a su oponente, de la misma forma en que Shiryu lo hizo con Shura de Capricornio, haciendo volar sus cosmos en el aire.
Sin embargo, Sorrento logró escapar del ataque y sobreviviendo, no así Siegfried, que murió cuando casi llegaban al espacio.
Cuando Atenea terminó de cantar, volvió a combatir con Shun esta vez atacando con más fuerza, rompiendo las cadenas y Armadura de Andrómeda; mientras que Sorrento lo atacaba sin piedad, Shun usa su Tormenta Nebular para derrotar a Sorrento y así poder destruir el Pilar del Atlántico Sur.
Al darse cuenta de que todos los generales y Poseidón mismo había sido engañado por Kanon, Sorrento rechaza la guerra entre Atenea y Poseidón por lo que deja a Ikki destruir el pilar del Atlántico Norte para terminar una guerra sin sentido, luego decide matar a Kanon, pero es detenido por el mismo Ikki quien desea saber dónde está la vasija para encerrar al Dios de los mares.
Sorrento aparece junto a Julian en uno de sus viajes, y observa como el Alma de Poseidón se apodera del cuerpo del millonario, para apoyar a Athena y sus Santos, por lo que Sorrento comprende, que el Emperador de los Mares ama a la Tierra y no desea su destrucción.