El Squid (calamar en idioma inglés) fue un arma antisubmarina equipada en buques durante la Segunda Guerra Mundial.
Los cañones estaban instalados en un afuste que podía rotar 90 grados para llevar a cabo la recarga.
[1] El hundimiento del proyectil se producía a una velocidad de 13,3 m/s, y se empleaba una espoleta cronométrica para ajustar la profundidad a la que estallaría, que como máximo podía ser de 274 metros.
El sistema estaba enlazado con el sonar de la nave, que lo disparaba automáticamente.
Muchos montajes Squid eran dobles, con lo que se cubrían dos triángulos opuestos frente a la nave.