Las stag films (también llamadas blue movies o smokers),[1] término en inglés que puede traducirse como «Películas para hombres» o «Películas de solteros» (siendo stag, ciervo o venado, un coloquialismo para referirse a un hombre que asistía a algún lugar sin compañía femenina),[2] son un tipo de película pornográfica producida en secreto en los dos primeros tercios del siglo XX.
Las stag films se proyectaban para audiencias exclusivamente masculinas en fraternidades o lugares similares; los espectadores ofrecían ruidosas respuestas colectivas a las películas, intercambiando bromas sexuales y logrando excitación sexual.
Académicos del Instituto Kinsey creen que se produjeron aproximadamente 2000 películas entre 1915 y 1968.
Las stag films eran un fenómeno completamente clandestino, y no fue sino hasta la era del «porno chic» de la década de 1970 que el cine sexualmente explícito ganó algún reconocimiento o discusión en la sociedad general.
Debido a que no hay citas directas o historias orales de quienes participaban en este cine clandestino, estudiosos del cine entienden lo que saben sobre estas películas principalmente a través de relatos escritos.
[7] La película alemana Am Abend, la argentina El Satario y la estadounidense A Free Ride (o A Grass Sandwich), producidas entre los años 1907 y 1915, son tres de las películas pornográficas hardcore más tempranas que se hacen parte de la colección del Instituto Kinsey para la Investigación de Sexo, Género y Reproducción.
Williams afirma que muchas stag films, entre ellas Am Abend y A Free Ride, «incorporan voyeurismo en sus narrativas como estrategias tanto para excitar a sus personajes como para hacer coincidir la “apariencia” del personaje con la del espectador en sus secuencias iniciales».
[14] El académico Thomas Waugh[15] escribió respecto a las stag films en el contexto de la llamada «homosocialidad» (esto es, relaciones entre personas del mismo sexo que no son sexuales ni románticas).
Asimismo, Waugh cree que hay algunas subversiones en tal dinámica, describiendo una película, la caricatura Buried Treasure (c. 1928), como un «interrogatorio abierto de la masculinidad».