Es el primer Sueño, y se caracteriza por ser el más escueto, jocoso y desenfadado, a diferencia de otras obras quevedescas del mismo período como El Buscón.
[2] Esta narración comienza al insertar siete textos clásicos, entre ellos uno de Homero.
[4] El narrador observa el espectáculo desde una cuesta y señala varias dificultades para percibir los sucesos, lo que brinda de un inusitado dramatismo a la escena.
[6] Por último, el desorden estructural y la carencia de lógica permiten a Quevedo representar el azoro de los seres humanos desprevenidos ante la llegada del Juicio.
[7] Una escena que podría considerarse majestuosa y soberana se convierte en una parodia plagada de ironías e irreverencias.