Se decía una idea para sugerir otra y se hablaba de sugestión cuando esto implicaba la llegada de otra idea a la mente.
Algunos estudios científicos más recientes sobre la hipnosis, tales como los de Clark Leonard Hull, permitieron ampliar el significado de estos términos en un sentido especial y técnico (Hull, 1933).
La respuesta clásica a una sugestión aceptada, como la de que un brazo está comenzando a flotar en el aire, es que el sujeto percibe el efecto previsto como si ocurriese involuntariamente.
[3] Más recientemente, investigadores tales como Nicholas Spanos e Irving Kirsh han dirigido investigaciones experimentales tales como la sugestionabilidad no hipnótica y han encontrado una intensa correlación entre las respuestas de las personas a la sugestión en ambos estados, hipnóticos y no hipnóticos.
[4] Además, una vez en un estado hipnótico completamente relajado, pero sin alcanzar la fase del sueño profundo, pudieron comprobar que todo lo que iba alrededor de ellos tendían a ser más obedientes.