Suicidio cuántico

En mecánica cuántica, se denomina suicidio cuántico a un experimento mental propuesto de manera independiente por Hans Moravec (1987) y Bruno Marchal (1988), y desarrollado por Max Tegmark en 1998.

El experimento supone un hombre sentado con un arma que apunta hacia su cabeza.

Desde el punto de vista del hombre, por mucho que apriete el gatillo del arma nunca se disparará, toda vez que su conciencia seguirá existiendo en uno de los universos.

Sin embargo, si la interpretación de los mundos múltiples es cierta, necesariamente existe una superposición del experimentador vivo (como también lo hace el que muere).

[2]​ En el libro Our Mathematical Universe, Max Tegmark expone tres criterios que, en abstracto, un experimento de suicidio cuántico debe cumplir: