En Ecuador se ha traducido como buen vivir, aunque expertos en quechua consideran que la expresión más precisa sería vida en plenitud.
Economistas Alberto Acosta o Magdalena León han señalado que el concepto no constituye una teoría acabada, sino una propuesta en desarrollo, abierta a reinterpretaciones y mejoras.
Así, a diferencia de otros paradigmas, el buen vivir moderno, inspirado en la tradición indígena, buscaría el equilibrio con la naturaleza en la satisfacción de las necesidades ("tomar solo lo necesario" con vocación para perdurar), sobre el mero crecimiento económico.
El sumak kawsay es un paradigma que se establece en cinco principios: Sin conocimiento o sabiduría no hay vida (Tucu Yachay), Todos venimos de la madre tierra (Pacha Mama), la vida es sana (hambi kawsay), La vida es colectiva (sumak kamaña) y todos tenemos un ideal o sueño (Hatun Muskuy).
[8] Este principio de vida basado en la cosmovisión indígena andina y en los saberes ancestrales en general se basa en:[9] El sumak kawsay, el Buen Vivir o la espléndida existencia choca con la idea de progreso ilimitado.
La Pachamama o la madre naturaleza tiene un límite, que impide un desarrollo ilimitado, un crecimiento a costa del “otro”- la naturaleza que incluye a los seres humanos-, para asumir esta relación en armonía se requiere re-entender y aplicar la complementariedad y la cooperación –no la acumulación-.
Esta mirada no es antropocéntrica y ni siquiera egocéntrica: formamos parte de la misma unidad y así como “nosotros somos montañas que caminan, los árboles son nuestros hermanos”, según Choquehuanca.
[11]Luis Macas, abogado quechua y expresidente de la CONAIE señala:…el Sumak, es la plenitud, lo sublime, excelente magnífico, hermoso(a), superior.
En su crítica menciona a la filóloga Ileana Almeida, el lingüista Fabián Potosí o el politólogo indígena Luis Tuaza que plantean que el concepto de Sumak kawsay no necesariamente formaba parte de la tradición lingüística quichua.