Sunifredo II de Cerdaña (c. 915 – Cuixà, 968), conde de Cerdaña (927-968) y de Besalú (957-968).
Tuvo, hasta el año 941 el dominio perteneciente a su madre, la condesa Ava de Cerdaña.
Impulsó la construcción de la iglesia de Cuixà, consagrada en 953 y la del de propio monasterio.
Protegió, asimismo, el monasterio de Sant Pere de Rodes.
Al morir su hermano Wifredo II de Besalú y en medio de una revuelta de sus vasallos, intervino para poner paz entre ellos decretando, eso sí, la confiscación de los bienes de los rebeldes.