En la cultura del libro, se han utilizado principalmente tres formas de marcar la propiedad del mismo, las anotaciones manuscritas, el ex libris y el supralibros.
Mientras que los ex libris se estampan o pegan en el interior de un libro, los supralibros se aplican en la cubierta del libro, lo que le hace tener un mayor resalte.
[2] Por estar situado en la encuadernación, hay que tener en cuenta que ésta ha podido realizarse en una época posterior a la edición del libro, pero es una buena pista, en cualquier caso, sobre quien poseyó en algún momento el libro en cuestión.
Los figurativos, principalmente en el centro, suelen ser motivos simbólicos o heráldicos.
Además pueden tener también la función de evitar el robo o la pérdida del libro.