En su bautismo Susanna adoptó como segundo nombre el de Cristina (Christine), introduciendo la inicial C con la que firmó muchas obras.
En un principio sus inclinaciones artísticas se dirigieron hacia la danza, llegando a ser bailarina en Italia y dibujando sus propios trajes, anunciando lo que sería finalmente su vocación de dibujante, pintora y escultora.
En Lima presentó su primera exposición personal de pintura y artes plásticas en 1946.
Fue conocida especialmente por sus trabajos en edificios religiosos e imaginería, a los que dotaba de una impronta personal y moderna,[12] aunque cultivó también otros aspectos artísticos, como la acuarela, la pintura y la vidriería.
Se expuso su obra en la III Bienal Hispanoamericana de Barcelona en 1955.