Tiene una longitud algo superior a 3 km (3071 m)[b] y su alineación es recta.
Becerro de Bengoa (1885) afirma que el túnel discurre por cuarcitas del Devónico, que buzan casi verticalmente con rumbo normal al eje del túnel, con intercalaciones de arcillas.
Su boca sur se encuentra en el punto kilométrico 55,377 de la antigua línea León-Gijón.
[8] Además, el filólogo lenense Xulio Concepción Suárez recoge una leyenda en la que perruca haría referencia al león presente en el escudo del reino homónimo durante la celebración por el cale[c] del túnel.
Así, Jovellanos en los diarios de sus viajes ya utiliza dicho topónimo.
[g] Solo ocho días después, Manzanedo se la cedió a José Ruiz de Quevedo.
Ambas concesiones fueran traspasadas a Noroeste,[i] que comenzó las obras en la línea.
Las obras se desarrollaron con lentitud, lo que motivó dos solicitudes al Gobierno de rescinsión del contrato.
[14] Tras su muerte, la obra fue asumida por los contratistas Francisco Buergo Campillo y Ramón Fernández Cuervo[15] dirigidos por los ingenieros de caminos Salustio González-Regueral Bailly y Javier Sanz Larumbe.
[p] Según Melis Manyar,[18] el revestimiento del túnel se completó en junio de 1884.
Tras el acto, el «Tren Real», que había trasladado a los reyes de España hasta Busdongo desde Segovia, continuó viaje a través de la Perruca hasta Oviedo y Gijón.
La excepción son los 42 m del extremo sur en que se prolongó el revestimiento para proteger el acceso de las nevadas.
En esta época se empezaron a utilizaron martillos de barrenar accionados por aire comprimido Dubois & François idénticos a los usados en la perforación del túnel de San Gotardo (1871-81).
La máquina no consiguió excavar ni 20 cm debido a la dureza del macizo.