En las proximidades del emplazamiento de Tana existió la colonia griega de Tanais entre los siglos III a. C. y V d. C. A pesar de la progresiva integración con la población local escita y sármata, la ciudad continuó manteniendo sus vínculos con el mar Mediterráneo como parte del Reino del Bósforo y bajo el Imperio romano.
[1] En 1204 el control de la ciudad pasó a los genoveses que la transformaron el una fortaleza con valor comercial y militar.
La ocupación más lucrativa era la trata de esclavos, principalmente tártaros y eslavos, que alcanzaban un alto precio en los mercados árabes (donde eran conocidos como saqaliba) y en occidente ("tártaros blancos"), de Siria a Egipto y de Francia a España.
Las estepas al norte de la ciudad estaban ocupadas por pueblos túrquicos nómadas como los polovetsianos o cumanos, los torki, los berendéi o los pechenegos, que en ocasiones se hallaban en conflicto con los colonos.
Los turcos, más adelante, construirían en las proximidades la fortaleza de Azov.