Tarrare

Tarrare (Lyon; 1772–Versalles; 1798), también escrito Tarare, fue un soldado y artista callejero francés conocido por sus inusuales hábitos alimentarios.

Sus padres no podían mantenerlo y de adolescente lo echaron del hogar familiar.

Se tragaba tapones, piedras, animales vivos y una cesta entera de manzanas.

En estos años, sus padres no podían mantenerlo y lo instaron a abandonar su casa.

Tarrare atraía al público comiendo tapones, piedras, animales vivos y tragándose una cesta entera de manzanas una tras otra.

Parece que en general tenía éxito, pero en una ocasión la función fue mal y sufrió una obstrucción intestinal aguda.

Miembros del público le llevaron al hospital Hôtel-Dieu, donde lo trataron con fuertes laxantes.

Sufría diarrea crónica, descrita como «fétida más allá de toda concepción».

Mientras que ha habido otros casos documentados de comportamiento similar en el mismo período, solo a Tarrare se le hizo la autopsia y no se tiene constancia de casos parecidos al suyo.

El hipertiroidismo puede producir apetito extremo, repentina pérdida de peso, sudoración abundante, intolerancia al calor y cabello fino.

El científico Jan Bondeson especula que Tarrare sufría de una amígdala dañada.

Courville y Percy decidieron poner a prueba la capacidad de Tarrare con la comida.

[2]​[2]​ Tras pasar varios meses siendo un sujeto de experimentación, las autoridades militares presionaron a Tarrare para que volviera al servicio activo.

Dos días después, se recuperó la caja de sus excrementos con el documento todavía en estado legible.

Tras 24 horas de cautividad, Tarrare cedió y explicó el plan a sus captores.

Zoegli enfureció cuando los documentos, que Tarrare había dicho que contenían información vital de inteligencia, resultaron ser solo un estúpido mensaje de Beauharnais, y llevaron a Tarrare a la horca y le colocaron el lazo alrededor del cuello.

Después de este incidente, Tarrare estaba desesperado por evitar más servicios militares, y volvió al hospital diciéndole a Percy que probaría cualquier cura posible para su apetito.

Tras estos fracasos, Percy dio a Tarrare grandes cantidades de huevos pasados por agua, pero esto tampoco sirvió para reprimir su apetito.

Percy fue incapaz, o no quiso defenderlo, y el personal del hospital lo sacó de allí, adonde nunca regresó.

En la autopsia, se descubrió que el esófago de Tarrare era anormalmente ancho y cuando sus mandíbulas estaban abiertas, los cirujanos podían ver un gran canal hasta su estómago.