En economía se reconoce que existe una dicotomía entre consumo e inversión.
El consumo es el uso directo de un bien económico para el disfrute actual, mientras que la inversión comporta dedicar una cierta cantidad de recursos a una actividad o proyecto que no proporcionará beneficios o satisfacción inmediata, sino que solo pasado un tiempo generará recursos que podrán ser usados directamente para la satisfacción de necesidades o deseos.
La tasa de descuento tiene que ver con la equivalencia entre el consumo presente y los beneficios futuros.
La tasa social de descuento mide la tasa a la cual una sociedad está dispuesta a cambiar consumo presente por consumo futuro o, dicho de otra manera, el patrón de consumo ahorro de una sociedad en cada momento; lo cual no es otra cosa que el valor tiempo que le asigna la sociedad a la postergación.
Esta es la razón por el cual toma relevancia la tasa social en la evaluación de proyectos del sector público, sobre todo cuando se están evaluando proyectos cuyos beneficios afectan a toda la sociedad, como es el caso de proyectos generadores de bienes públicos, y cuando los proyectos arrojan resultados que se extienden por muchos períodos y, por tanto, afectan a más de una generación.