Se caracteriza por un humor anárquico, por la falta de compromiso sociopolítico y por la ruptura con la llamada “cultura erudita”.
Desprovisto de preconceptos, incorporó diversas referencias culturales brasileñas y caricaturizó el comportamiento cotidiano.
Sin embargo, el nombre dado al movimiento no fue del todo aceptado por varios actores que formaron parte de esa generación teatral brasileña.
“Quizá a causa del nombre muchos piensan que se trata de algo tonto o estúpido, aunque no lo es”, afirma Heliodora.
Al final de los 80 el besteirol cayó en desuso, pero su marca permanece viva en el teatro brasileño.