Se centra, sobre todo, en el trabajo del actor antes que la puesta en escena.
La importancia de esta relación actor-espectador en el teatro pobre le permite crear nuevos espacios escénicos que permitan una interacción y proximidad entre ambos.
Esta relación de venta entre el actor y el espectador que señala Grotowski no forma parte del teatro pobre, incluso cuando en determinados momentos de la historia del teatro, las palabras actriz y cortesana compartieron un significado muy cercano.
Para el director polaco, esta manera de relacionarse entre actor-espectador no cabe en el teatro pobre porque la pobreza del actor en este tipo de teatro lo lleva a transformarse en santo, aunque no en un sentido religioso.
Grotowski define esta situación del modo que sigue: Esta austeridad en el teatro pobre le permite al actor explorar, experimentar y trabajar sobre su propio cuerpo logrando mostrar sensaciones, imágenes y sonidos a través de expresiones faciales, movimientos corporales, posturas, ritmos, etcétera, sin recurrir al uso de maquillaje, vestuario o efectos de sonido.