El edificio es un templo dórico períptero, con 6 columnas en los lados cortos (hexástilo) y 13 en los largos, según un canon derivado del modelo griego y utilizado también para su "gemelo", el templo de la Concordia, con el cual comparte las dimensiones generales y las medidas casi estandarizadas de algunos elementos constructivos.
En el muro de separación entre el naos y el pronaos (diafragma) se construyeron dos escaleras para la inspección de la cubierta o tal vez para ser utilizadas durante el rito religioso.
Delante de la fachada principal (este) destacan los restos del antiguo altar.
El edificio ha sido reconstruido mediante anastilosis desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Hacia finales del primer milenio a. C., en concreto al final del siglo III a. C., un político, censor y cónsul romano llamado Quinto Fulvio Flaco, citado varias veces por autores latinos fiables y renombrados como Tito Livio, Eutropio y Suetonio, eliminó el techo del templo de Juno Lacinia, construido íntegramente en mármol.