Durante esta etapa, diferentes partes del cerebro automáticamente reúnen información acerca de las características básicas (colores, forma, movimiento) que eran encontradas en el campo visual.
Debido al daño en el lóbulo parietal, estas personas no pueden enfocar la atención en objetos individuales.
Por el contrario, las búsquedas conjuntas ocurren con la combinación de dos o más características y son serialmente identificadas.
La información obtenida a través del procesamiento ascendente y descendente se clasifica de acuerdo con la prioridad.
Para probar la idea de que la atención juega un papel vital en la percepción visual, Treisman y Schmidt (1982) diseñaron un experimento para demostrar que las características pueden existir independientemente una de la otra al inicio del procesamiento.
A los participantes se les mostró una imagen con cuatro objetos ocultos por dos números negros.
Particularmente, el participante en la investigación R.M., un enfermo de síndrome de Bálint que no pudo enfocar la atención en objetos individuales, experimenta conjunciones ilusorias cuando se le presentan estímulos simples como una "O azul" o una "T roja".
Para explicar este fenómeno, Treisman y Souther (1986) realizaron un experimento en el que presentaron tres formas a los participantes donde podían existir conjunciones ilusorias.
Sorprendentemente, cuando les dijo a los participantes que se les estaba mostrando una zanahoria, un lago y un neumático (en lugar del triángulo naranja, el óvalo azul y el círculo negro, respectivamente), no existían las conjunciones ilusorias[4] Treisman sostuvo que el conocimiento previo jugaba un papel importante en la percepción adecuada.
Esto explica por qué las personas son buenas para identificar objetos familiares en lugar de desconocidos.