Para algunos autores, como Lyell, las nuevas especies pertenecían al mismo nivel que las especies a las que reemplazaban, mientras que para otros, como William Buckland, Sedgwick, Hugh Miller o Agassiz, las nuevas creaciones pertenecían a un nivel superior de organización.
[1] A lo largo del siglo XIX los sucesivos descubrimientos paleontológicos hicieron innegable tanto la extinción como la aparición de nuevas especies.
El fijismo resultaba, pues, científicamente inaceptable, y la teoría de las creaciones sucesivas se formuló como la nueva hipótesis que hacía compatible la evidencia paleontológica con el creacionismo.
Aunque a menudo se atribuye a Georges Cuvier la autoría de esta teoría, en realidad el naturalista francés atribuyó a las migraciones los saltos en el registro fósil.
Fue Louis Agassiz, uno de los principales opositores al evolucionismo darwinista, el principal representante de esta teoría.