Tercera batalla de Doiran

Las dos primeras estaban al mando de George Milne y debían acometer las posiciones búlgaras junto al Doiran, mientras que las dos últimas, mandadas por Franchet d'Esperey, debían quebrar las líneas del valle del Vardar.

En unos cinco kilómetros a la redonda, el terreno que las rodeaba era además escabroso, pues estaba cubierto de rocas y arbustos.

Estas divisiones debían asaltar el risco de Pip, operación que comportaba gran dificultad.

Frente a ellos se encontraba la 9.ª División Pleven búlgara con 122 cañones y eficaces defensas, bajo el mando del general Vladimir Vazov.

Seis baterías británicas cubrían con su fuego el avance de estas unidades.

Los griegos se lanzaron con bizarría al asalto y lograron penetrar las defensas enemigas, pero tuvieron que retirarse ante el intenso fuego de artillería pesada, ametralladora y fusil que los búlgaros concentraron en los atacantes.

Tras el fracaso de la primera acometida, los griegos se reorganizaron y emprendieron varias más, igualmente vanas.

Al anochecer se retiraron y la artillería británica hizo lo propio unas horas más tarde.

Este también fracaso, debido a la falta de apoyo artillero, a la mala coordinación entre las unidades que sí participaron, y al asalto griego del día anterior, en exceso temerario.

[14]​ La mayoría de las primeras pertenecían al XII Cuerpo y a la División Serres; el XVI Cuerpo y la División Cretense perdió menos de mil hombres.

[14]​ Varios días después de haber terminado el combate, los británicos observaron la quietud en las fortificaciones enemigas.