Debe destacarse la labor humanitaria que realizó, junto a Isabel la Católica en la guerra de la conquista de Granada, pues se encargaba de atender a los heridos, ayudándoles a soportar los dolores y atendiéndoles en todo momento.
Tal vez por esta circunstancia Teresa Enríquez se interesó tanto por los enfermos y necesitados.
Nunca dejó a nadie sin darle alimento, y era proverbial su generosidad y esplendidez para los necesitados, pues todos los días ella misma atendía a los pobres, dándoles de comer, por lo que a Torrijos acudían gentes de todas partes para obtener una limosna, trabajo o comida.
Se preocupó por dotar a las mujeres de vida descarriada para mejorar su estatus social y conseguir su matrimonio.
Fue enterrada junto a su marido en el monasterio franciscano de Santa María de Jesús en Torrijos, ya desaparecido, y posteriormente trasladado a la colegiata.