Las termas se descubrieron como consecuencia de las excavaciones que se llevaron a cabo junto a la iglesia parroquial de Valduno.
A mediados del siglo XIX se empezó a saber de la existencia de estos restos ya que el investigador Ciriaco Miguel Vigil indicaba que en 1868 había junto a la casa del vecino de Valduno Domingo Tamargo, y también junto a la iglesia, una serie de restos arqueológicos que el citado vecino encontró cuando araba este terreno.
Se trataba de una estela funeraria del siglo II y que estaba dedicada a Sestio Munigálico, hijo de Progeneo Quadrato y que está depositada en el Museo Arqueológico de Asturias.
En ella se ven claramente diferenciadas dos zonas: el caldarium, también llamado calidarium, cella caldaria o cella coctilium, y el tepidarium.
El primero está dividido por un muro de la fachada sur del templo.