Fue el tercer terremoto que ese año causó daños severos, y devastó la región de Birjand–Qayen, matando 1,567 personas y hiriendo a más de 2,300.
Este terremoto — que dejó sin techo a 50,000 personas y dañó o destruyó más de 15,000 casas — fue descrito como el más sanguinario de 1997 por el United States Geological Survey.
[1] Algunas de las 155 réplicas que se produjeron causaron destrucción y alejaron a los sobrevivientes.
Posteriormente se descubrió que el terremoto causó una ruptura a lo largo de la falla que corre por debajo de la frontera entre Irán y Afganistán.
El daño fue estimado en unos 100 millones de dólares norteamericanos, y numerosos países respondieron a la emergencia enviando frazadas, carpas, ropa y alimentos.