[13] Y para ese fin legó al convento 200.000 maravedís que quedarían unidos a otros 2.000 que había donado anteriormente al mismo procedentes del portazgo de la villa de Villafranca de Valcárcel, de la que el conde era señor,[13] aunque Franco Silva señaló que el conde legó a ese convento 100.000 maravedís.
[16] Y Pérez Martínez añadió que, como era usual en aquella época, el conde posiblemente dejó a los franciscanos de Lugo los fondos necesarios para que prosiguieran las obras de su convento, que también fue beneficiado por su hijo y heredero Fadrique Enríquez y posteriormente por los condes de Lemos.
El conde designó como heredero universal en su testamento a su hijo Fadrique Enríquez,[19] legó 30.000 maravedís a Leonor Enríquez, que era hija ilegítima suya y estaba casada con Juan de Novoa, aunque otros aseguran que fue una de sus hijas legítimas, y a su hermano o hermanastro Alfonso Enríquez, que pocos años después sería el primer almirante de Castilla del linaje de los Enríquez, le legó 100.000 maravedís.
[13] Y a su capellán y albacea testamentario, llamado Alonso, le legó cierta suma de dinero y pidió a su hijo Fadrique que suplicara al rey que se le concediera el obispado de Orense o el de Tuy, ya que el monarca le había prometido este último para ese individuo.
[20] Las deudas que el conde tenía pendientes de abonar deberían pagarse, según su deseo, con sus «bienes libres», y dispuso que debería desembargarse una iglesia «que le tenía tomada» a Vasco Mosquera, uno de los caballeros más fieles de su entorno, y al mismo tiempo comunicó a este noble que su hijo Fadrique o su hermano o hermanastro, Alfonso Enríquez, se asegurarían de que mantuviera la propiedad sobre dicha iglesia.