Teyolía

Era la parte del ser humano que, al morir este, trascendía a la vida ultraterrena con un destino diferente dependiendo de la forma de muerte, por esta razón, en tiempos coloniales fue traducido e identificado con los términos «ánima» y «alma» del castellano tanto por los cronistas españoles como por los indígenas posteriores.

[1]​ La palabra nahuatl teyolía se conforma del prefijo «te-» y el sustantivo «yolía».

[4]​ El teyolía era, conforme al pensamiento azteca, una entidad anímica que otorgaba vida a los seres humanos, la cual tenía su sede en el corazón y, por tanto, dentro del pecho de las personas.

[1]​ Además de la vitalidad, se le atribuía ser la fuente del conocimiento, tendencia, afecciones, apetencias, memoria y voluntad.

[5]​[7]​ El teyolía de los guerreros muertos en batalla, por ejemplo, era llevado al sol (nepantla tonatiuh) donde se convertían en aves preciosas.