Thalassa (planeta)

El volcán, denominado Krakan por la población local, aún muestra cierta actividad en el momento de la narración, habiéndose producido una erupción volcánica sólo cuatro siglos antes, y existiendo profundas grietas donde se puede apreciar la lava fluyendo hacia el mar.

A pesar de que no se menciona expresamente, la existencia de placas tectónicas en Thalassa quedaría demostrada de esta forma, al desplazarse la corteza del planeta sobre el mencionado punto caliente, formando así un arco insular similar al que constituyen las islas Hawái en la realidad.

El único lugar que posee una climatología particular es el monte Krakan, donde reina un clima de montaña debido a su gran altitud, con frecuentes borrascas y nevadas.

Existen formas de vida autóctonas en el planeta, que podrían clasificarse en el reino vegetal o en el animal.

De esta forma, existirían especies muy similares a las primeras plantas vasculares terrestres que surgieron en el Devónico, contándose entre ellas helechos y otras formas arbóreas con escasas ramas, todas ellas plantas gimnospermas.

La colonización humana introdujo asimismo nuevas especies para el sustento y el desarrollo de la colonia.

También utilizan los tallos de las algas Macrocystis, que cultivan en hileras como una plantación, para manufacturar cestas y redes.

El interés por el metal sería la causa por la que, como cuenta el relato finalmente, decidieran explorar el archipiélago, con escasa fortuna debido a sus más avanzados y prevenidos vecinos humanos.