[2] Fue ordenado en la Iglesia de Inglaterra por Edmund Gibson, obispo de Londres, en 1730,[3] y al mismo tiempo continuó sus actividades académicas.
Entre sus obras más recordadas está su edición con comentarios de El paraíso perdido publicada en 1749, que incluye una biografía de John Milton.
[4][5] En el siglo XVIII el sionismo cristiano contaba con el apoyo de teólogos, políticos y literatos, incluido Newton, que condenaba los perjuicios contra los judíos y pensaba que debían regresarles sus territorios de origen.
[6] Una de sus frases célebres se refiere al pueblo judío:
Su biógrafo en The Oxford Dictionary of National Biography afirma que: «combinaba buenas cualidades patrióticas con la convicción de que el deber de todo clérigo era buscar la preferencia por medio de la adulación».