Tras la restauración de la monarquía bajo Carlos II viajó a Inglaterra.
[3] Tuvo como discípulo a su hijo, Jan Wyck (c. 1644-1702), especializado en paisajes con caballos.
[4] Thomas Wijck llegó a alcanzar cierto renombre con sus dibujos para grabados y sus vistas de ciudades y escenas callejeras, en ocasiones ornamentadas con ruinas romanas o con figuras caracterizadas con vestiduras orientales.
Según Arnold Houbraken durante su estancia italiana solía hacer dibujos del natural de edificios romanos.
Pero su producción, muy abundante y dispersa, incluye junto con los paisajes italianizantes, los puertos mediterráneos y alguna vanitas, cuadros de mediano y pequeño formato o de gabinete con interiores escasamente iluminados y multitud de objetos desordenados, habitados por un reducido número de figuras entregadas al trabajo en el telar o al estudio, como filósofos y alquimistas, asunto este muy repetido en su producción y del que se conservan ejemplares en el Rijksmuseum de Ámsterdam, el Ermitage de San Petersburgo, la National Gallery of Victoria de Melburne y el Museo Casa Natal de Jovellanos de Gijón, entre otros.