Cuando ésta viajaba de Panopeo a Pito, Ticio la asaltó, rasgando sus vestidos e intentando violarla.
Sus gritos atrajeron a Apolo y Artemisa, quienes acabaron con el monstruo ctónico con sus flechas.
[10] Siendo inmortal, fue arrojado al Tártaro, despatarrado en el suelo, donde dos buitres o serpientes comían eternamente su hígado, que los antiguos identificaban con la sede de las pasiones: un mitema más familiar en relación con el titán Prometeo.
[14] Ticia fue derrotado por Heracles en el pugilato durante los juegos funerarios en honor del hermano del rey Lico el Paflagonio, en Mariandino (Misia), detalles que sitúan a Ticia claramente en la «periferia» de Anatolia, donde el culto a la Gran Diosa seguía siendo fuerte.
Las hazañas de Heracles siempre representan al héroe como el campeón del nuevo orden olímpico, derrotando a las arcaicas fuerzas ctónicas.