Ya en su juventud le interesa la narración de historias pero sobre todo en el ámbito audiovisual.
Le une una buena amistad con autores de su misma generación como Gracia Morales, Javier Berger, Carmen Pombero, Antonio Hernández Centeno y José Francisco Ortuño, entre otros.
El autor se siente especialmente cómodo en el territorio de la comedia y reconoce que disfruta enormemente con los clásicos del Siglo de Oro español, la Comedia del arte y Molière.
(La guerra de los payasos) o la herencia franquista en una utópica España retrofuturista del siglo xxii con tintes esperpénticos reflejada en su obra Esencia patria (Un relato expañol).
[3] El tratamiento de lo bélico en sus obras le ha valido la comparación con otros autores[4] que han utilizado herramientas semejantes, tales como el dramaturgo antes mencionado Fernando Arrabal, especialmente en su obra Pic-Nic, o los monólogos bélicos del humorista Miguel Gila, autores que, a su vez, beben de la corriente humorística del teatro del absurdo.
Tomás Afán ha escrito numerosas obras dirigidas a un público infantil y juvenil.
En estas piezas el autor no rehúye temas que, en principio, parecen poco adecuados para un espectador joven, es más, trata temas similares a los abordados en sus obras para adultos solo que, obviamente, cambiando su presentación y lenguaje.
Esto le permite una mirada privilegiada y totalizadora sobre el proceso de creación dramatúrgica.