[1] Participó en la tercera guerra carlista como miembro de Juntas secretas y otros organismos que en Andalucía funcionaron con el fin de allegar recursos y favorecer el triunfo de las armas carlistas, por lo que tuvo que exiliarse y residió por algún tiempo en París.
Colaboró con el Marqués de Cerralbo y trabajó para reorganizar la Comunión Tradicionalista.
Al producirse en 1919 la escisión mellista, permaneció del lado de Don Jaime.
[2] A diferencia de otros jaimistas, no tuvo problemas con la Dictadura de Primo de Rivera, aunque un grupo compuesto por Melchor Ferrer, Juan Bautista Roca Caball, Pedro Roma, Francisco Guarner y Antonio Oliveras llegó a proponerlo para Ministro de Estado en un complot contra el régimen llevado a cabo junto a elementos izquierdistas, del que no estuvo enterado.
[4] Fue padre del político carlista, y posteriormente franquista, Tomás Domínguez Arévalo.