Tomás Sivilla

Estudió asimismo Derecho en la Universidad de Barcelona, de la que fue nombrado regente agregado y en la que enseñó Cánones entre 1847 y 1851.

Su orientación ha sido caracterizada como moderada, tolerante y contraria a los intransigentes.

Se le achaca no haber defendido la lengua catalana en 1902 cuando el gobierno impuso la enseñanza del catecismo en castellano.

Tradujo del francés y adicionó algunos opúsculos sobre religión e historia, así como el libro El filósofo obrero.

Escribió además un Informe en defensa de la jurisdicción eclesiástica.

Placa conmemorativa del obispo Sivilla en la calle que lleva su nombre en Calella