La plaza estaba en manos de las fuerzas federales leales al presidente Victoriano Huerta y comandada por el coronel Feliciano Lemont con 2000 hombres a su cargo.
El coronel Lamont, había mandado colocar un batallón que bloquease el paso al tren y dos nidos de ametralladoras a la altura en que las actuales vías de tren pasan por el ejido Las Rusias.
Ambas fuerzas hicieron honor a las armas nacionales batiéndose con ejemplar gallardía.
Sin embargo como a las 6 de la tarde las fuerzas federales se rindieron en un emotivo acto donde Lamont entregó su espada militar al teniente Blanco.
El aeroplano solo estuvo listo para volar al terminar las hostilidades por lo que fue simplemente empleado para acarrear a la mañana siguiente una manta improvisada a mano que decía Sufrajio efectivo no re-lección (sic).