Toqui (del mapudungun toki) es el título que los mapuche daban a sus líderes militares.
No era un puesto vitalicio ni hereditario, sino un mandato que duraba mientras persistía la guerra o la situación excepcional, o mientras se mantuviera el acuerdo entre los loncos que lo habían elegido.
Dichas alianzas se denominaron butalmapus, o zonas de guerra.
El jefe de cada butalmapu era elegido por los toquis; los españoles lo llamaban el "gran toqui" y el grande.
Rubén Darío, en su soneto "Caupolicán", dedica estos versos a la figura del Toqui: