De acuerdo con el judaísmo rabínico, la Torá Oral o Ley Oral (en hebreo: תּוֹרָה שֶׁבְּעַל־פֶּה, romanizado: Tōrā šebbəʿal-pe) son estatutos e interpretaciones legales que no están escritos en los Cinco Libros de Moisés, la Torá escrita (en hebreo: תּוֹרָה שֶׁבִּכְתָב, romanizado: Tōrā šebbīḵṯāv, lit. 'Ley escrita'), y que son consideradas por judíos ortodoxos como prescriptivas y dadas al mismo tiempo.
De acuerdo con la tradición judía rabínica, la Torá oral fue transmitida oralmente de generación en generación, en una cadena ininterrumpida, hasta que su contenido fue finalmente puesto por escrito tras la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d. C., momento en el que la civilización judía tuvo que enfrentarse a una amenaza existencial, en virtud de la dispersión del pueblo judío.
Tras la destrucción del Templo, es posible que el líder farisaico Yohanan ben Zakai (30-90 d. C.) se estableció en Yavne, donde creó una escuela que llegó a ser considerada por otros judíos como los sucesores del Sanedrín de Jerusalén.
[8][9] En consecuencia, alrededor del año 200 d. C. se completó una edición de la Ley Oral por escrito.
Tanto la tradición rabínica como la investigación atribuyen este esfuerzo a Yehudáh Hanasí.
[5] La Mishná hace mucho más que exponer los mandamientos bíblicos en profundidad y organizarlos.
[13] La guemará y la mishná llegaron a editarse en conjunto en compilaciones conocidas como el Talmud.
[8] Las discusiones del talmud siguen el mismo orden de la mishná, si bien no se discuten todos los tratados.
[16] En primer lugar, la tradición rabínica vio a la Torá Oral como una cadena de transmisión ininterrumpida.
Muchos términos utilizados en la Torá carecen de definición, como ocurre con la palabra totafot, que es traducida por lo general como «insignia», que se usa tres veces en el Pentateuco (en Éxodo 13:9 y Deuteronomio 6:8 y 11:18), pero solo llega a identificarse con los tefilín (filacteria) en la mishná (véase Menajot 3:7).
Un ejemplo clásico es la frase «Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie»[27] de la que la tradición oral considera que implica compensación monetaria, en lugar de una Lex talionis literal.
[28] Además, la interpretación de «compensación monetaria» se ve confirmada en Números 35, 30-31,[29] implicando que la Lex talionis sólo debe usarse en caso de asesinato, relación que va paralela a la lógica del párrafo anterior.
De manera relacionada, el Tárgum de Onquelos del siglo I es en gran medida consistente con la tradición oral como está escrita en el midrash, redactado por escrito apenas en los siglos III o IV.
[35] Asimismo, un sello de arcilla descubierto en 2011 en Jerusalén es consistente con la tradición como aparece escrita en el tratado Shekalim (capítulo 5).
Como se indicó previamente, la Ley Oral aparece escrita en el midrash y el talmud, mientras que la literatura rabínica posterior está basada en estas obras.
ej., Mizraji), todos basados de manera similar en la Torá oral y ampliamente estudiados hasta la actualidad.
En épocas más recientes, tiempos ajarónicos,[40] se han escrito varios comentarios (ortodoxos) que, en cierto sentido, revierten la dirección del análisis.
Dado este propósito, estos comentarios brindan en seguida un análisis más detallado y explícito.
Contemporáneas y complementarias a estos comentarios, se escribieron obras específicas de tipo monografía, que discutían la Torá Oral en concepto e históricamente.
Más precisamente, las ramas del judaísmo moderno difieren más en sus perspectivas respecto al origen divino y la inmutabilidad de la Torá Oral que respecto a su creencia en la importancia de una tradición interpretativa como la que se ejemplifica el Talmud.
Si bien tenían reglas y costumbres no bíblicas, rechazaban gran parte de las tradiciones orales.
[45] Los samaritanos, una secta antigua que ha sobrevivido en pequeños números hasta la actualidad, tienen su propia y rica tradición interpretativa, tal y como se ve reflejado en la colección legal samaritana medieval llamada Hiluj, que comparte raíces etimológicas con el término Halajá.
[46] El judaísmo caraíta o caraísmo es una confesión judía que comenzó en Bagdad en el siglo VIII hasta formar una secta separada que rechazó la torá oral y el talmud y se apoyó exclusivamente en el tanaj como libro sagrado.
[53] El estudioso y filósofo judío Ismar Schorsch afirma que el judaísmo conservador está vinculado a «sentir la divinidad tanto en la Torá como en la Ley Oral», aunque no de manera literalista.
[54] El rabino Zacharias Frankel, considerado como el fundador intelectual del judaísmo conservador, era respetado por muchos ortodoxos hasta que en 1859 escribió que el término talmúdico de «Ley dada a Moisés en el Sinaí» se refirió siempre a costumbres antiguas aceptadas como tales.