Según el obsoleto calendario juliano, en uso en aquella época, sucedió el 17 de octubre.
Dejó un saldo de dos víctimas fatales.
El tornado dañó gravemente la iglesia St.
Mary-le-Bow en el centro de la localidad; cuatro vigas de madera de 8 metros de longitud volaron y se clavaron en el suelo con tanta fuerza que sólo sobresalieron 1,5 m. Otras capillas e iglesias de la zona quedaron completamente demolidas, y unas 600 casas (la mayoría de madera).
El rey Guillermo II de Inglaterra (1060-1100) ordenó realizar la reparación mediante trabajos forzados, junto con la nueva catedral de San Pablo y la Torre de Londres.