Es Bien de Interés Cultural desde qué en el año 1931 se le declaró Monumento Histórico Nacional.
Posteriormente, y después de un periodo de abandono, el lugar y la torre se volvieron a ocupar hacia el siglo II a. C. Fue descubierta a principios del siglo XX, cuando se transforman los encinares por nuevos cultivos.
Pronto se hicieron los primeros estudios arqueológicos (campañas de Bosch y Gimpera y Senent Ibañez, del Instituto de Estudios Catalanes, hacia el 1915-1920).
Las excavaciones más importantes las llevó a cabo la arqueóloga Milagro Gil-Mascarell Boscà, entre 1969 y 1978.
Entre los hallazgos que se han excavado, hay numerosos restos de material cerámico, algunas de ellos decorados, así como importaciones campanienses de barniz negro.