Se considera que una de las razones de su existencia y número se debe a que la zona de Villafranca del Cid no contaba con un castillo que permitiera a los agricultores diseminados por la zona, refugiarse en caso de peligro.
[5] El núcleo poblacional se organizaba alrededor de la plaza donde se ubican la conocida hoy como ermita de San Miguel, y que en su época fue la iglesia de reconquista que disponía el núcleo poblacional; la escuela y el antiguo molino medieval.
En la localidad se ubicó en época medieval, una aduana, debida a su cercanía con la provincia de Teruel, siendo la frontera el río Truites (que ahora está seco), y el paso fronterizo el cruce del puente, por el que se cobraba.
[2][4] La torre se encuentra muy próxima al puente gótico, de un solo arco apuntado, del siglo XIII, sobre el río de las Truchas.
[2] Arquitectónicamente, la torre sigue la tipología común en la zona: presenta planta rectangular, con muros de fábrica de mampostería, reforzados en las esquinas de sillarejo; techo inclinado y a un agua, acabado en teja árabe, aunque con dos alturas diferentes, en ambas presenta en sus esquinas remates almenados.