Tras la caída en desuso de la telegrafía óptica, fue la primera sede del Instituto Central Meteorológico.
El mecanismo de transmisión se accionaba desde la tercera planta y eran los "torreros", los empleados de Telégrafos, los que trasmitían los mensajes codificados, o telegramas ópticos, por la red.
La línea tenía 30 torres en el primer tramo de Madrid a Valencia.
Allí se formaron, en un primer momento, 24 torreros, que pasaron a recibir instrucción teórico-práctica en las técnicas de construcción y manejo de las líneas electro-telegráficas, y se convirtieron en los primeros empleados del telégrafo eléctrico.
[8] Arcimis considera que la ubicación del castillo, en ese momento en desuso, y cerca del Observatorio Astronómico, de la Central de Telégrafos y en un punto destacado en altura es ideal para la observación meteorológica.
En 1888, la torre pasó a convertirse en la sede, título que mantuvo hasta 1936.
En 1909, se comenzó la elaboración y envío de una predicción marítima para las siguientes 24 horas.
En 1913, José Galbis, director del Instituto Central Meteorológico, realiza una rehabilitación integral de la torre.
En este edificio permaneció la Sección de Predicción meteorológica, el Gabinete telegráfico y la Biblioteca.
[11] En 1947, se realizó una intervención en el castillete, en la que desaparecieron las ventanas ojivales y todo adorno arquitectónico de estilo gótico.
Protagonizó una campaña en distintos medios de comunicación: Onda Madrid, M21 Radio y Telemadrid para que la torre una vez rehabilitada tuviera fines museísticos, albergar el Museo del Telégrafo.