Además controlaba el camino Jaén-Baeza, que transcurría por la parte baja del cerro en el que se asienta, de manera conjunta con la Torre de Galapagar.
En él se deja claro que la torre y su dehesa ya existían en la primera mitad del siglo XIV.
La erosión natural y la actividad agrícola como el cultivo del olivos han causado la práctica destrucción de los restos, que en el siglo XV aún eran visibles.
Se conoce que en 1479 eran propiedad concejil, explotadas en régimen de arrendamiento.
De esta manera, la torre servía también para controlar y vigilar dicha explotación salina.