Elisabeth Dhanens lo describe como "el más encantador, delicado y atractivo trabajo de Jan van Eyck que ha sobrevivido".
Las tablas interiores están delineadas con dos marcos pintados simulando ser de bronce, inscritos mayoritariamente con letras latinas.
[1] Van Eyck firmó, fechó y añadió su lema a la tabla central, un hecho sólo descubierto cuando el marco fue retirado en el curso de una restauración a mediados del siglo XX, y fue confirmado en 1959 con el descubrimiento de la firma que está colocada junto con las palabras IOHANNIS DE EYCK ME FECIT ET C[OM]PLEVIT ANNO D[OMINI MCCCCXXXVII.
[2] Dada esta escala miniaturista, el tríptico probablemente funcionó como un objeto de devoción portátil, o altare portabile.
[12] En sus obras religiosas posteriores a 1436, la recurrencia de van Eyck en elementos iconográficos o simbólicos se reduce en gran medida.
Esto se hace más evidente en la disparidad entre el exterior monocromático y la vivacidad de los paneles interiores.
[16] Cuando Jacobs escribió sobre trípticos flamencos tempranos, dijo que las inscripciones sirven para distinguir y separar entre las esferas terrenales y las espirituales, donde las tablas muestran imágenes terrenales, mientras que las inscripciones en los marcos actúan como recordatorio de la influencia celestial.
[19] El trono está colocado sobre un estrado, sobre una alfombra oriental suntuosamente dibujada, que se encuentra en un suelo con diseño geométrico en las baldosas.
[20] No obstante, la historiadora del arte Antje Maria Neuner interpreta esta talla como una representación de Jefté sacrificando a su hija.
[25] La María de van Eyck es monumental, pero menos desproporcionada que la retratada en las obras del siglo XIII.
Es desproporcionada en relación con la arquitectura de la obra, pero aproximadamente proporcional a las figuras en las alas del retablo.
[26] La postura del Niño se parece mucho a aquella de la Virgen del canónigo van der Paele; al igual que en ella, su cuerpo se inclina hacia el donante, pero en esta ocasión su cabeza mira hacia el espectador más directamente.
Está leyendo un libro con "encantadora modestia",[1] con el pelo rubio suelto, adornado con una elaborada corona con joyas, muy similar a la de la Virgen del canciller Rolin, combinado con su vestido azul y un tabardo de armiño blanco drapeado, que la muestra como la princesa que era.
En su mano derecha, sostiene la espada usada en su decapitación y a sus pies se encuentra la rueda en la que fue torturada.
[30] El marco de su ala está inscrito con las palabras VIRGO PRUDENS ANELAVIT, GRANUM SIBI RESERVAVIT, VENTILANDO PALEAM.
[31] Miguel está ricamente vestido con una armadura enjoyada y de color, con su brazo izquierdo sosteniendo su casco,[22] mientras que su mano derecha se apoya en el hombro del donante mientras este es presentado a María.
El donante se arrodilla en oración ante la Virgen, con sus manos extendidas orantes, a pesar de que no están juntas.
[32] Ward compara el tallado a uno similar presente en la Anunciación (que se encuentra en Washington).
El extracto lee: HIC EST ARCHANGELUS PRINCEPS MILITAE ANGELORUM CUIUS HONOR PRAESTAT BENEFICIA POPULORUM ET ORATARIO PERDUCIT AD REGNA COELORUM.
Las figuras forman una ilusión óptica simulando esculturas, un capricho que van Eyck extiende al colocarlos en pedestales octogonales.
Se aprecia un dosel brocado colgando sobre María y la nave es estrecha, apenas lo suficientemente ancha para darle cabida.
Las columnas contienen "bases prismáticas altas" que se encuentran en iglesias tempranas y en el Arco de Constantino.
Con mayor evidencia cuando tergiversa la escala, especialmente respecto del tamaño de María en relación con las demás figuras y la arquitectura.
[9] Otros historiadores del arte han argumentado que el donante puede haber sido un mercader genovés.
[2] Esta creencia ha sido alimentada por la semejanza con un tríptico de Giovanni Mazone, Virgen con el Niño, que se encuentra en Pontremoli, Toscana, que puede colocarlo en la región italiana de Liguria a más tardar hacia fines del siglo XV.
[2][9] Si no fue encargado por aquella familia, los registros históricos al menos colocan a la obra en su posesión hacia el fin del siglo.
[45] En los primeros años del siglo XIX, Frances Weale sugirió a Michele Giustiniani como el donante; sin embargo, investigaciones históricas posteriores han sido incapaces de verificar su presencia en Brujas alrededor de 1437 y parece que regresó a Italia hacia 1430.
[22][2] A mediados del siglo XX, un examen técnico reveló los escudos de armas de la familia Giustiniani, que pueden haber sido pintados sobre una capa anterior, con otro diseño heráldico, quizás tan temprano como en el siglo XV, y cuya historia se ha perdido.
Su hija, también llamada Catalina, casada con el mercader italiano Michel Burlamacchi (Bollemard en flamenco) de Lucca, tuvo actividad en Brujas.
"[45] El tríptico se encuentra en pobres condiciones, habiendo padecido daños y una gran pérdida de pintura.